lunes, 3 de diciembre de 2007

DOS TEORIAS DEL SIGLO XX SOBRE MORAL SOCIAL

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Este texto forma parte del libro titulado Principios de Etica y Bioética, publicado por el Dr. Nelson Campos V., Capítulo 2, FCB, Santiago, 2002.

1.- Teoría de la Justicia de John Rawls 2.- Teoría de la Responsabilidad de Hans Jonas 3.- Teoría sobre la civilización de Sigmund Freud

Si bien existen muchas teorías sobre la moral, nos interesa exponer tres de las principales teorías con vigencia actual sobre el comportamiento moral del individuo y de la sociedad, aun cuando existen muchos otros autores que convendría consultar, como Kant, Aristóteles, Hume y otros. El Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora es una excelente fuente de información sobre ética general y sobre los filósofos en particular.

1 TEORIA DE LA JUSTICIA DE JOHN RAWLS: LA ETICA DE LA LIBERTAD Y EQUIDAD Rawls nació en Baltimore, el 21 de febrero de 1921 y es un pensador post-moderno, cuya teoría de la justicia data de la fecha de la publicación de su obra fundamental en 1993 y que se llama Teoría de la Justicia. Conviene conocer a Rawls por la originalidad de sus ideas. Rawls es actualmente profesor de derecho en Harvard. Su importancia es tal, que un catedrático de filosofía del derecho o de política no lo considerara, debería dar explicaciones de por qué lo ignora. Hay quienes señalan que en filosofía política hay un antes y un después de Rawls, desde 1971, cuando éste publica su Teoría de la Justicia. En Teoría de la Justicia, Rawls señala que la justicia es una virtud social básica. Más aún, es la primera virtud de las instituciones sociales. Sobre esa virtud se organizan las relaciones entre los miembros de la comunidad y todo el resto de las virtudes de la polis. En este concepto de justicia, no se permite, por ejemplo, la pérdida de la libertad ni aún si ésta beneficia a la mayoría. Es que para Rawls, a diferencia de la democracia, en la cual cuenta la mayoría en desmedro de la minoría, en su teoría el individuo también cuenta . Entonces, ese individuo cuenta tanto como la mayoría. En cuanto a la libertad, es tan potente esa necesidad en una sociedad justa, que señala Rawls que ninguna pérdida de libertad , cualquiera sea su grado, puede ser compensada por un crecimiento de eficacia económica. En nustra sociedad, en cambio, la pérdida de libertad es lo habitual, puesto que los ciudadanos más pobres han perdido la capacidad de lograr una educación de calidad o una salud oportuna y eficiente. Incluso en lo procesal se da esa pérdida de libertad, ya que los defensores nombrados de oficio son de menor calidad que los que defienden a los más ricos. Desde un punto dr vista filosófico, Rawls se ubica en la línea de los pensadores liberales, como John Locke, Adam Smith y John Stuart Mills, entre otros.
DOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA TEORIA DE LA JUSTICIA
  • EL VELO DE LA IGNORANCIA: Con esta parábola, Rawls ejemplifica lo que se debe hacer para que una sociedad busque las normas básicas de su existencia. La idea principal es que las personas, en una postura inicial (que él llama posición original), deberían estar ubicadas detrás del velo de la ignorancia: no conocen su lugar, su clase social ni su estatus en la sociedad, ni conocen tampoco sus ventajas o desventajas, ni su inteligencia ni su fuerza; en esa postura original son seres racionales, libres y con valores morales; cada uno de ellos tiene necesidades, intereses y capacidades similares; busca cada uno alcanzar metas propias y están mutuamente desinteresados. Esto último significa solamente que cada persona busca alcanzar sus propias metas y no las metas de los demás. De otra forma el rico buscaría proteger su riqueza o bien el pobre buscaría su beneficio aún a costa de la eficiencia del Estado. Ese desconocimiento, que se denomina el velo de la ignorancia, evitaría que los ciudadanos estuviesen sesgados por su propio interés, de modo que se lograría una solución realmente justa y que no estuviese contaminada con el interés individual. De cierta manera, el velo de la ignorancia se refiere a la postura que debería tener el Estado frente a los ciudadanos: una forma implícita de equidad y de neutralidad. Estos dos principios sustentan al concepto de libertad que subyace en la Teoría de la Justicia.
  • LA POSICION ORIGINAL La equidad está en el fondo del planteamiento de Rawls y esta se lograía desde una posición original o inicial, la cual no es histórica sino que hipotética: quines se consagran a la cooperación social (por ejemplo, los políticos) escogen en conjunto y en un acto común, los principios destrinados a signar los derechos y deberes básicos y determinar así mismo el reparto de los beneficios sociales. Aquí nos damos cuenta que la Teoría de la Justicia se enmarca o inspira en la teoría de los contractualistas, es decir, en la teoría tradicional del contrato social de Rousseau, Stuart Milss y otros.

Para Rawls, cada persona tiene una inviolabilidad fundada en la justicia que incluso el bienestar de la sociedad como un todo no puede atropellar, como discutimos más arriba. Para que la justicia sea virtuosa, no puede estar sujeta a transacciones, ni a pactos políticos ni a intereses sociales. Esta es sin duda una nueva relectura de la democracia, que en su formulación actual deja de lado a las minorías. Rawls acepta la injusticia solamente cuando ésta evita una injusticia aún mayor. El principio moral básico es la reciprocidad, que se expresa así: El otro es semejante y debo suponer que actúa de acuerdo en admitir un criterio de justicia idéntico al mío. Este es, en la interrelación humana, el punto de partida, el grado cero de diálogo mínimo. Una sociedad ordenada es la que es justa. Para que sea justa, debe basarse en dos principios morales:
1.- Cada cual acepta y sabe que los otros aceptan los mismos principios de justicia. Esta es una aceptación informada, consciente, que no debería provocar ni rebelión ni hostilidad alguna.
2.- Las instituciones sociales básicas satisfacen generalmente estos principios y se sabe que generalmente lo hacen.

Para Rawls es importante, entonces, tanto la reciprocidad como la credibilidad de las instituciones en cuanto a su capacidad para el logro de la justicia. El propio Rawls señala, a la letra: “Mi objetivo es presentar una concepción de la justicia que generalice y llegue a un nivel más elevado de abstracción de la conocida teoría del contrato social, tal como se encuentra, digamos, en Locke, Rousseau y Kant.Para lograrlo, no debemos pensar en el contrato original como aquél que es necesario para ingresar en una sociedad en particular o para establecer una forma particular de gobierno. Más bien, la idea directriz es que los principios de la justicia para la estructura básica de la sociedad, son el objeto del acuerdo original” Para que el acuerdo social funcione, las instituciones sociales también deben estar comprometidas con los principios de la justicia y velar porque éstos se cumplan. La condición de ciudadano está en la base de la igualdad, pues cada persona es un ciudadano igual a los demás y todos tienen un lugar en la distribución de los ingresos y de la riqueza de la nación: nadie puede ni debe beneficiarse las diferencias, excepto cuando ello redunde en el beneficio de los demás. El aspecto, a nuestro juicio más novedoso, está en la importancia que da al principio de la compensación en una sociedad justa (ordenada): “Este principio afirma que las desigualdades inmerecidas requieren de una compensación; y dado que las desigualdades de nacimiento y de dotes naturales son inmerecidas, habrán de ser compensadas de algún modo. Así, el principio sostiene que con objeto de tratar igualmente a todas las personas y de proporcionar una auténtica igualdad de oportunidades, la sociedad tendrá que dar mayor atención a quienes tienen menos dotes naturales y a quienes han nacido en las posiciones sociales menos favorecidas. La idea es compensar las desventajas contingentes en dirección hacia la igualdad. Conforme a este principio podrían aplicarse mayores recursos para la educación de los menos inteligentes que para los más dotados, al menos durante ciertos períodos de vida, por ejemplo, los primeros años escolares.” En el caso de una injusticia en nuestro país, como es el caso de la pobreza, en que el pobre no ha buscado su destino ni elegido su posición social al nacer, la compensación se hace necesaria, toda vez que ellos son los menos favorecidos, pues se les ha negado oportunidades que tienen los más favorecidos, como son la recuperación de la salud y la educación de calidad. Los más ricos pueden tener una vida más plena, alcanzar mayor nivel educacional y disfrutar de los bienes económicos. En el caso de la pobreza, existe una asimetría social que requiere de una acción compensatoria. Ello siempre que la pobreza no sea consecuencia de la conducta del mismo individuo. Pero Rawls no es ingenuo: para la compensación solamente cuenta el pobre que no es culpable de su propia situación, como sería el caso de alguien que por flojera no desea trabajar o bien que rechaza el trabajo que se le ofrece. La acción compensatoria de la sociedad sería justa si proporciona a los menos favorecidos oportunidades iguales a las que tienen los más favorecidos. A modo de ejemplo, las escuelas para los pobres deberían ser de igual o mejor calidad que las que atienden a los ricos. De otro manera las desigualdades se acentúan y peor aún, se transmiten de generación en generación, como hemos argumentado en nuestro libro sobre la historia de la educación obligatoria en Chile (N. Campos, 2000). También, los niños ciegos o deficientes mentales, o portadores de un daño orgánico, deberían ser compensados mediante trabajos en la administración del Estado y mediante la capacitación que permita desarrollar al máximo sus habilidades, ya que sus vidas no serán tan plenas como las de las personas sanas. En el campo propio de la óptica y de la contactología, encontramos la situación que muchas personas no pueden acceder a gafas correctoras debido a que carecen de los medios para hacerlo. En estos casos, es de justicia que el Estado compense a esos ciudadanos sus carencias mediante subsidios, entregados directamente a ellos, para que compren sus gafas donde lo deseen. Es indudable que las ópticas harían un esfuerzo para captar esos subsidios mediante rebajas en sus tasas de comercialización, prestando un servicio personalizado u ofreciendo serviciosadiciolanales, lo que al fomentar la competencia añadiría un elemento más de justicia, pues los más dotados económicamente -los establecimientos comerciales- contribuirían a reducir la injusticia socia a la vez que captan el dinero del Estado, que es el de todos los contribuyentesl. En líneas generales, la Teoría de la Justicia es interesante, pero como es de base compensatoria, no es fácil aplicarla en un país pobre y puede resultar impracticable en Chile, a menos que se mejore previamente la inequidad social, lo cual requiere de una firme voluntad política y de la sensibilidad de toda la población. Mientras los políticos no dejen de lado sus intereses particulares y partidistas y transformen su accionar en una voluntad de servicio, es imposible lograr mejorar la justicia social . Un punto muy importante en la teoría de la justicia se refiere a que para entenderla plenamente, debe comprenderse que el Estado debe tener una posición imparcial, en la cual no cabe la posibilidad de que esta entidad tome partido alguno. Para el pensamiento liberal en Occidente, el ideal es alcanzar un tipo de Estado neutral, en el cual se emprendan políticas públicas acordes con lo que los ciudadanos cnsideran como justo y moralmente bueno.Por ejemplo, si un grupo de personas desea formar un partido nazi, puede hacerlo si respeta a las otras convenciones del Estado. Si otro grupo desea el aborto, el Estado debería darle las facilidades necesarias para ello. También, si un grupo deseara practicar la eutanasia, no debería el Estado interponerse en esa idea siempre que no se violaran otros principios establecidos y consesuados y por lo mismo conocidos. Toda intromisión del Estado resulta injusta para una parte de la población y no olvidemos que el respeto a la minoría y al individuo es un bien básico para Rawls. El individuo cuenta frente al Estado y no solamente el bien de la mayoría, como ocurre con el utilitarismo que ha predominado en Occidente y también en nuestro país. Por ejemplo, el Estado puede decidir cerrrar escuelas especiales –que atienden a una minoría- para mejorar el programa de vacunaciones, que favorece a una mayoría. Pero los ciudadanos podrían sentir que al quitar el bien para la minoría podrían afectarse también ellos, ya que podrían tener niños con déficits que requirieran de esas escuelas y al cerrarlas ya no estaría disponible el servicio.Lo contrario a la teoría de la justicia es el utilitarismo, doctrina política en la cual lo que se considera bueno es lo que sirve a los intereses de la mayoría.Otro ejemplo: Chile es un país utilitarista en la práctica: las ISAPRES atienden a la población más favorecida económicamente. El Estado ahorra dinero con esas instituciones, puesto que las personas que se atienden en esas instituciones no requieren de la ayuda estatal y se puede en consecuencia decidir reducir los aportes a la salud pública cerrando hospitales por considerar que son menos necesarios. Sin embargo, las ISAPRES no tienen ni la obligacción ni el interés en crear clínicas para sus beneficiarios, por lo cual el Estado deberá reinvertir en crear nuevos hospitales y preparar personal a un costo cada vez más alto. En un Estado ordenado (justo) no podría ocurrir dicha situación, pues todos los ciudadanos tienen la opción de la medicina de la más alta calidad y no solamente los más ricos. Prácticamente toda la salud nacional se ha basado en los principios utilitaristas. Así, la atención pública de salud atiende a las necesidades de la mayoría, dejando a las minorías libradas a su suerte. A modo ejemplar, cuando se trata de dar recursos a las personas que requieren de diálisis, o padecen de SIDA, se suele argumentar que el Estado carece de recursos para esas eventualidades y que si los hubiera, mejor sería emplearlos en las necesidades de la mayoría. En educación surge la misma argumentación cuando los ciudadanos que lo requieren solicitan escuelas para deficientes mentales, niños ciegos, sordos o autistas.

2 EL PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD DE HANS JONAS (1903-1993): UNA ETICA DE HOY QUE SE PREOCUPA DEL FUTURO

Hans Jonas nació en Monchengladbach el 10 de mayo de 1903. Se doctoró en filosofía en 1934 y recibió la influencia de Kant en su formación juvenil. En la Universidad de Freiburg fue discípulo del gran filósofo Martin Heidegger. Como judío, fue perseguido en la alemania Nazi, donde murieron sus padres en campos de concentración. Jonas ingresó al ejército inglés en una división judía, donde luchó hasta el fin de la guerra. En su ancianidad, escribió en 1988 un libro que alcanzaría gran difusión en europa en los medios académicos: Das Prinzip Verantwortung, del cual hay una edición en español bajo el título de El principio de la Responsabilidad (1995). Jonas llam´a su libro un Tractatus Tecnológico-ético. El punto de partida de este filósofo está en la consideración legítima de que los demás autores han centrado sus éticas desde una visión temporal presente. Es decir, que les interesa esencialmente la conducata humana y de la sociedad actual y ninguna se refiere a las consecuencias futuras de los actos humanos. En cambio, Jonas señala que su ética basada en el principio de la responsabilidad no está pensada en que sirva a los hombres del futuro, sino que está centrada en cómo nuestros propios actos presentes afecten a nuestros decendientes, como es el caso concreto de la contaminación ambiental. Jonas falleció en los Estados Unidos en 1993 a los noventa años de edad y escribió a la avanzada edad de 85 años una obra de profunda resonancia moral y social. Su teoría tiene amplia aplicación en la medicina y por ello, afecta a todos los profesionales de la salud. El centro del alegato ético de Jonas está en el principio de la responsabilidad, que como ya dijimos no solamente se refiere al futuro inmediato, sino que afecta incluso a las próximas generaciones. La inquietud de Jonas de establecer una ética de la tecnología, o bien, en forma más amplia, una filosofía de la teconología, se debe a que si bien es apremiante la reflexión sobre los problemas que plantea la técnica en nuestros días, esa reflexión está apenas en sus comienzos y que la percepción de la teconología se debate entre las promesas utópicas y las amenzas apocalípticas sobre su empleo. Un aspecto de análisis de Jonas está en la responsabilidad autoelegida del político, que si bien quiere acceder al poder por aspectos personales, tiene que aceptar la responsabilidad para actuar en el bien de aquellos sobre los cuales tiene poder. El objeto de la responsabilidad es la cosa pública. En la teoría de Jonas, el paradigma eminente es la responsabilidad de los padres y del político. Para nosotros, se debe entender que en una democracia, el político es quien debiera buscar la solución al tema de la desigualdad profunda que se genera en una sociedad y que existe, por ejemplo, en la carencia de servicios de salud o en la pobreza. El político tiene la responsabilidad sobre el llamado bien público, durante todo el tiempo que se mantenga en el cargo y ejerza el poder. En el bien común, se encuentra el bienestar de la mayoría de la población, y por esta razón, el político, que sustenta el poder, debería, a nuestro juicio, realizar el más decidido esfuerzo por reducir la desigualdad y así lograría placer y reconocimiento a su labor. Para Jonas, es importante la consecuencia o consecuencias del acto humano a futuro, no bastando la simple consideración de los efectos inmediatos. La ética de Jonas está orientada al futuro, a diferencia de los referenciales éticos que se orientan hacia nuestros actos presentes o pasados. Así, el gobernante tiene responsabilidad con el futuro del país en el largo plazo y no solamente debe estar centrado en el horizonte temporal de su propio gobierno. En Chile echamos de menos la existencia de estadistas con moral de futuro. La crítica principal de Jonas es que la ética acostumbra a preocuparse del aquí y el ahora. Jonas ejemplariza sus ideas en el siguiente párrafo extraído de El Principio de la responsabilidad: El jugador que se juega su fortuna en el casino actúa con ligereza; y si la fortuna no es suya, sino de otro,actúa de manera criminal; pero si es padre de familia, entonces actúa irresponsablemente aún en el caso que la fortuna sea indiscutiblemente suya, y esto con independencia de si gana o pierde. Este ejemplo dice: Sólo quien tiene responsabilidad puede actuar irresponsablemente. La responsabilidad aquí negada es una responsabilidad de una especie más global y duradera. El conductor que conduce temerariamente actúa con ligereza en lo que a él mismo respecta, pero actúa con irresponsabilidad si con ello pone también en peligro a los pasajeros. Al dejarlos subir al vehículo ha asumido, por un determinado tiempo y con respecto a un asunto concreto, una responsabilidad que de ordinario no tiene con esas personas ni para con su bienestar. La irreflexión,, que en otras ocasiones es inocente y que a veces es graciosa, se convierte aquí en culpa en sí, aún cuando todo marche bien. En ambos ejemplos existe una relación de responsabilidad, una relación definible no recíproca. Las circunstancias o un convenio han puesto bajo mi custodia el bienestar, el interés de otros, y eso significa que mi control sobre ellos incluye también mi obligación para con ellos. El ejercicio del poder sin la observancia del deber es entonces irresponsable, es decir, constituye una ruptura de esa relación de fidelidad que es la responsabilidad. En esta relación se da una clara disparidad de poder o de competencia. Como se sigue de la lectura anterior, hay derivaciones éticas trascendentes y aplicables plenamente al tema de la responsabilidad ante la desigualdad: el gobernante actúa en forma irresponsable si no tiene en cuenta la proyección en el tiempo de sus actos políticos. De la misma forma, el profesional debe tener en cuenta las consecuencias de sus actos, ya que éstos pueden afectar a los pacientes en el largo plazo. A modo de ejemplo se dan situaciones en que el efecto final se transforma en efecto perverso. Entendemos que el efecto perverso se da cuando n pretendiendo hacer un bien producimos un daño en el paciente: Ejemplo 1. El contactólogo que prescribe lentes desechables en una persona que por su bajo nivel educacional no prestará debida atención a las recomendaciones y éste sufre una úlcera corneal por la mala manipulación e higiene inadecuada. En este caso existe una negligencia de parte del profesional. Ejemplo 2. El psiquiatra que por hacer un bien a un enfermo mental que era muy agresivo, lo deja en libertad y éste asesina luego a otra persona. Ejemplo 3. El óptico que no revisa un montaje hecho por un técnico y la receta queda incorrecta. El usuario sufre una caída con fractura al no ver bien un obstáculo en el camino. El juez castiga al óptico. Ejemplo 4. El cirujano plástico que no solicita para una operación que considera pequeña, informes de cardiólogo y su paciente fallece durante la anestesia, Ejemplo 5. El oftalmólogo que atiende quirúrgicamente a un paciente anciano, no le informa de los riesgos de una operación de cataratas y éste fallece durante la intervención. Ejemplo 6. El contactólogo que regala un frasco de cloranfenicol a un paciente que sufre una irritación en un ojo y éste presenta posteriormente una úlcera corneal, es acusado de ejercicio ilegal de la profesión de médico y es condenado a prisión. Aún cuando alega que solamente regaló el medicamento y que su intención era buena, prima el concepto ético de que él no está autorizado para recetar o indicar fármacos. Ejemplo 7. El médico que injerta el riñón del hermano de su paciente, sin advertirle que, en promedio, los donantes de riñón viven 7 años menos que el resto de las personas. Ejemplo 8: El oftalmólogo que prescribe a un paciente diabético lentes de contacto y el contactólogo que sabiéndolo los adapta y el paciente sufre daño grave en sus córneas.Ejemplo 9: El gobierno que posterga la costrucción de plantas de tratamiento de aguas servidas y al paso del tiempo contamina gravemente los ríos y el mar, destruye no solamente el medio, sino que produce cesantía en los trabajadores pesqueros.Ejemplo 10: El gobierno que no destina presupuesto para la investigación producirá en los próximos decenios una dependencia tecnológica y menos retorno de dinero por exportaciones ya que no poseerá suficientes técnicos expertos.Ejemplo 11: El gobierno que apoya activamente el control de natalidad no se da cuenta que en el largo plazo existirá una disminución real de la población y un aumento del envejecimiento poblacional, lo que significará en el futuro mayor gasto en salud y menor fuerza laboralEjemplo 12: El gobierno que favorece tanto la libertad individual, que crea penas alternativas a la prisión no se da cuenta que aumentará la delincuencia en el futuro, por existir penalidades blandas. En los casos expuestos, el profesional o el gobierno, o bien el Estado, no tuvo en cuenta la consecuencia de sus actos.

EL PENSAMIENTO DE JONAS SOBRE LA SALUD Y LA VIDA HUMANA Para Jonas, la salud es un bien público, cuyo fin es la vida misma. Este fin es ciertamente elevado y el médico y los profesionales de la salud sirven directa o indirectamente al cumplimiento de ese fin; lo que se combate es la enfermedad y en última instancia la muerte prematura del paciente a sus cuidados. Es sabido que a veces se contrapone el bien público con el bien privado, debido al egoísmo, al afán de maximizar ganancias o a otros defectos de los individuos. Por ejemplo, los transplantes de órganos no están a disposición de todos los ciudadanos, sino que, lamentablemente, los más ricos pueden acceder con mayor facilidad a ese bien. Hemos visto en Chile que enfermos fallecen por no disponer el Estado de suficientes máquinas de diálisis. En ese caso, ¿quién decide quien vive y quien muere, al permitir o rehusar el uso de la máquina de diálisis?Si las autoridades deciden, por ejemplo, preferir a los niños antes que los ancianos para efectuar diálisis renal, estamos frente a un caso de Estado utilitarista, que abandona la opción más moral de extender el bien a todos los que lo necesitan. Si la salud es un bien elevado, ¿por qué ocurren e muertes que podrían evitarse si el Estado cumpliera su obligación de proporcionar salud a la población?. Para Jonas, hay situaciones que la sociedad no puede permitirse, como por ejemplo, dejar que una epidemia se extienda sin freno; o que la tasa de mortalidad supere a la de natalidad. Tampoco, razona Jonas, la sociedad puede permitirse dejar intactas a las personas que fallecen, sin que sus órganos puedan ayudar a quienes desesperadamente requieren de un transplante. Hay, por tanto, responsabilidades individuales y responsabilidades del Estado, que deben potenciarse y no entrar en conflicto. Sin embargo, podemos preguntarnos, ¿Qué es lo que la sociedad puede permitirse? Por ejemplo, dice Jonas, el enfermo comatoso ¿está obligado a ceder sus órganos?, es decir, ¿puede la sociedad obligar a este acto al enfermo que no recuperará nunca su conciencia? Esta situación extrema genera sin duda un debate en la sociedad, pero debemos estar acordes con Jonas en que tampoco una sociedad virtuosa puede permitirse males como la corrupción, o el dejar sin atención a los enfermos, o sin alimento a los niños. En una sociedad pobre como la nuestra, ¿podemos permitirnos una gran inversión en medios extraordinarios, como son los transplantes de órganos, en lugar de fomentar e implementar los medios de diálisis -que son medios ordinarios-y que salvan a menor costo a más personas? La diferencia entre medios extraordinarios y ordinarios en la recuperación o tratamiento de la enfermedad, está tanto en el costo como en la disponibilidad y el efecto en la positiva recuperación de la salud. Recordemos lo que ocurrió en el pasado reciente con la separación de gemelos siameses en Santiago. La crítica apuntaba al empleo desmesurado en gasto profesional y medios del hospital a cargo de la cirugía especializada y reconstructiva de los gemelos. La solución ética fue que los gastos surgieran de los ciudadanos y se realizaron campañas para reunir fondos para financiar los medios extraordinarios. La crítica señalaba que con los mismos costos en que incurriría el hospital, se podría atender a cientos de niños. En cuanto a la responsabilidad individual para con la salud, nos encontramos con que en todas las sociedades, el individuo puede decidir cuándo buscar consejo médico y dónde hacerlo, a la vez que puede también libremente decidir si sigue tal o cual tratamiento o ninguno. La sociedad solamente obliga al tratamiento cuando el portador posee una enfermedad contagiosa y en ese caso el tratamiento puede ser obligatorio, incluyendo la pérdida de libertad y el aislamiento consiguiente para el enfermo. Pero moralmente la situación de la libertad puede implicar una irresponsabilidad de parte del paciente hacia su familia. La muerte del enfermo puede significar la ruina familiar, con todo el trastorno social subsecuente. También el enfermo puede entender que el tratamiento suyo es de tan alto costo que arrinará a sus parientes y, entonces, ¿Es moral que muera en esas condiciones, negándose a seguir el tratamiento? Cuesta dirimir estos conflictos éticos, pues se transforman en conflictos entre los intereses del enfermo y los de la sociedad, o entre el interés del ciudadano y los del gobierno. Jonas apunta a que la responsabilidad individual y colectiva afectan a la sociedad en el tiempo, y por eso el imperativo moral está en tomar en consideración esa responsabilidad. Veamos un ejemplo que se nos viene a la mente: ¿Por qué no hay un interés real en impedir la diseminación del SIDA en el Africa de parte de los países desarrollados? Se tiene un alto grado de infección en ese continente y esos índices podrían reducirse dramáticamente con el apoyo y ayuda internacional. Pero no se hace y el continente se hundirá en mayor pobreza por la muerte inevitable de gran parte de su población en edad reproductiva, que es la que interviene en los procesos productivos en toda sociedad. Hay quienes creen que el desiinterés obedece a una causa geopolítica: el Africa podrá ser colonizada nuevamente por las potencias una vez que su población esté severamente reducida por la enfermedad. Un último ejemplo de efecto perverso es el caso de los frecuentes pleitos y demandas a los obstetras en Estados Unidos por supuesta mala práctica profesional, que ha reducido el número de especialistas y ha obligdo al colectivo profesional a la toma de seguros de alto costo para responder a posibles demandas, lo que ha encarecido esos servicios médicos. Jonas resulta inspirador en los profesionales de la salud, pues apela a los sentimientos de la responsabilidad en el futuro y ante la consecuencias del actuar técnico si éste no va acompañado de una guía moral. La originalidad de Jonas deviene que, al contrario de las éticas cuyas normas morales se refieren al tiempo presente, su perspectiva moral se da hacia el futuro, por lo que las consecuencias de nuestros actos deben ser ponderados con sumo cuidado para evitar la paradoja del efecto perverso. LA PROBLEMATICA DE LA TECNOLOGIA ACTUAL. Jonas habla acerca de la heurística del temor, entendiendo bajo ese concepto que el hombre percibe la teconología moderna como promesas y amenazas para nuestra existencia en el mundo y reclama que ninguna ética existente nos instruye acerca de las reglas de bondad o maldad que existen en las nuevas condiciones que trae consigo el progreso. Para entender esa posición, recordemos que Jonas enfrentó como individuo y como filósofo las condiciones de la guerra moderna, con la permanente amenaza durante la guerra fría del holocausto nuclear, por lo cual su propia percepción de la técnica es pesimista. Si bien estamos ciertos que la especie humana no puede perdurar para siempre en el planeta, es necesario ponernos de acuerdo para impedir que la tecnología o macrotecnología nos destruya anticipadamente. En su libro Para una ética del futuro, Jonas señala que dos son las tareas preliminares para lograr la utopía de un mundo menos antropocéntrico y más ecocéntrico: Jonas siente que hay una paradoja entre la ciencia y la conciencia, que se puede expresar de la siguiente manera:Todo lo que se puede (técnicamente) hacer se debe (bioéticamente) hacer. Es decir, la técnica se subordina a la ética, para que no exista el abuso moral. Para cumplir con el postulado moral, los científicos deberían reflexionar sobre la licitud de sus actos, pensando no solamente en el presente sino principalmente en el futuro. Según Jonas, cuatro son las constataciones obvias derivadas de la tecnología y de su poder , las que desarrolla en su libro Técnica, Medicina y Etica: 1.- Cada vez que surge una tecnología, el próximo avance no se da en base a los objetivos previos, sino que se dirigen en cualquiera dirección, olvidándose el por qué del impulso inicial para la innovación. Por ejemplo, encontramos que cuando se inicia la técnica de la clonación se hace para un mejor logro en la calidad de plantas y animales, para luego, sin pretenderlo ni visualizarlo, se avanza hacia la clonación humana, lo que aparta a la técnica de un sentido moral. La pregunta acuciante es hacia donde nos lleva determinada tecnología. En términos de Jonas, cada nuevo paso tecnológico no lleva a un punto de equilibrio, sino que deviene en nuevos pasos en todas las direcciones y los objetivos iniciales se diluyen y pueden ser objeto de uso sin un correlato ético. 2.- Cada paso tecnológico o innovación se comunica con gran facilidad y escasa diferencia temporal tanto en el plano del conocimiento como en el de la utilización práctica. El primero viene asegurado por la gran interacción comunicativa del mundo actual; el segundo genera la competencia, que produce como subproducto una presión por el dinero y beneficios económicos que se pretende obtener, también sin el correlato ético que generaría un freno a la ambición desatada. 3.- La relación entre los fines y los medios no es lineal, sino que deviene circular. Por ejemplo, las nuevas técnicas pueden generar nuevos usos no éticos simplemente porque están disponibles.en un momento dado. Por citar un ejemplo de Jonas, ¿quién habría pensado que la inseminación artificial, de grandes logros en animales podría devenir en la la problemática humana de los vientres de alquiler?

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